La preocupación por la falta de dinero parece ser
un común denominador entre la población económicamente activa. No importa qué
tan alto o bajo sea tu sueldo, seguramente (al igual que la mayoría de las
personas), muy seguido notas que no es suficiente para solventar por completo
tus necesidades y gustos personales. La tensión incrementa cuando además,
tienes hijos o familiares que dependen de ti.
No importa si eres empleado de una empresa, o si
trabajas por tu cuenta. La necesidad de productos y servicios actual parece
insostenible si dependemos de una sola fuente de ingresos. La situación se
agrava cuando nos enfrentamos a momentos imprevistos, por ejemplo
complicaciones en la salud, procesos legales, o simplemente la pérdida del
empleo.
La tendencia indica que para resolver estos
problemas, lo mejor es no depender de una sola fuente de ingresos, y buscar, o
bien, generar entradas extra que funcionen como una especie de salvavidas
financiero. La mayoría de las personas encuentran en sus hobbies o aficiones la
oportunidad perfecta para recrearse y al mismo tiempo, ganar un poco de dinero
extra. Por ejemplo, hay quienes durante la semana mantienen un empleo con
horario regular, y por las tardes o en los fines de semana imparten clases de
un idioma extranjero que dominan, entrenan algún deporte o venden manualidades
que ellos mismos fabrican.
Por eso, para empezar a generar ingresos extra, es
importante detenernos a pensar en qué somos buenos, qué podríamos emprender de
manera sencilla, fácil, y redituable. Por otra parte, si a pesar de haber
identificado en qué somos buenos, seguimos sin contar con el tiempo necesario
para desarrollar esta actividad, probablemente hallaremos nuestro soporte
financiero en los ingresos pasivos.
¿Por qué se llama ingresos pasivos?
Como su nombre lo indica, los ingresos pasivos son
los que obtenemos sin tener que invertir tiempo ni esfuerzo constante en esa
ganancia. Aunque el término no nos resulte familiar, los ingresos pasivos están
representados en actividades tan sencillas como la renta de propiedades, el
cobro de regalías por la comercialización de obras de arte, y las máquinas
vending. Este último ejemplo es el más común y probablemente el más práctico de
todos. ¿Quién no hemos visto y comprado productos de una de las máquinas que
ponen a nuestro alcance golosinas, bebidas y diversos artículos, justo en el lugar
y en el momento en que los necesitamos?
El negocio de las máquinas vending es ideal para
quienes, a base de tiempo y esfuerzo han reunido un poco de ahorros, y desean
ponerlos a trabajar para que regresen multiplicados en buenas ganancias. Tú
también puedes ser propietario de una máquina expendedora y empezar a ver los
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