De unos años para acá, el incremento de profesionistas egresados de
universidades, la necesidad de más y mejores oportunidades laborales y el deseo
de dedicar más tiempo a la vida familiar han traído a la conversación el tema
de la libertad financiera.
Según los especialistas, este popular concepto se refiere a la
estabilidad económica que deriva de tener una variedad de fuentes de ingresos,
que hacen que el emprendedor viva sin preocupaciones monetarias.
El concepto fue desarrollado por Robert Kiyosaki, autor del best seller
de finanzas ‘Padre Rico, Padre Pobre’, en los años noventa, y dicta que el
individuo es capaz de independizarse financieramente en la medida en que es capaz
de generar ingresos pasivos sin necesidad de trabajar, una vez que ha
estructurado secuencialmente los componentes básicos que sustentarán su
independencia económica.
Básicamente, asegura que aunque existen un sinfín de actividades y
rubros en los que una persona puede desempeñarse para alcanzar esa libertad
financiera, siempre y cuando tengan la voluntad y la apertura de adoptar esta
visión económica.
Antes de pensar en abandonar nuestros actuales estilos de vida y buscar
la fuente de esos ingresos pasivos, es necesario buscar y recibir educación
financiera que nos de un eje de planificación, para dibujar el camino a seguir
con objetivos claros en cuanto a tiempo e ingresos deseados.
También se recomienda considerar cuáles serán las fuentes de financiamiento
para echar a andar los proyectos que nos permitirán alcanzar la soltura
económica deseada, como un antiguo ahorro, inversionistas o créditos, por
mencionar algunos.
Sin duda, el trayecto hacia la libertad financiera requerirá esfuerzos
intelectuales y de administración de nuestras finanzas, sin embargo, no debemos
olvidar que alcanzarla trae importantes ventajas como:
- No depender
de un patrón: Implica tanto beneficios como responsabilidades, aunque la
balanza se inclina a nuestro favor. La independencia te permite manejar
compromisos, gastos, tiempos y planear con base en nuestro proyecto de
vida, no en el de alguien más.
- Conjugar
vida personal y crecimiento profesional: Ir a nuestro ritmo nos permite
cambiar de prioridades cuantas veces sea necesario, y elaborar un plan de
actividades donde seamos nosotros quienes definamos cuánto tiempo podemos
dedicar al trabajo, cuánto a la diversión y cuánto a la convivencia
familiar, por decir algunos ejemplos.
- Crear
oportunidades para los demás: Nadie llega a la cima solo. A medida que
crecemos necesitamos aliados, ya sea socios o colaboradores, propiciando
oportunidades para que otros generen sus propias ganancias mientras se
desarrollan profesionalmente.
- Generar
negocios propios: A mediano o largo plazo, nuestros esfuerzos se verán
reflejados en la conformación de nuestras propias fuentes de
sostenimiento.
- Tener
beneficios tributarios: Una vez registrados ante las instancias de
recaudación y consolidados como fuente de empleos, podemos acceder a estímulos
fiscales y económicos para emprendedores, favoreciendo la operación de
nuestros negocios.
Aunque el camino a la meta puede ser más corto o más largo para cada
persona, existen algunos pasos guía para el trayecto hacia la independencia
económica
- Capacitación
continua sobre educación financiera.
- Creación de
una red de contactos donde puedan surgir oportunidades de negocio.
- Lectura de
títulos especializados en emprendimiento.
- Planificación,
perseverancia y constancia: No desistir.
- Generación y
aplicación de conocimiento en nuestro propio proyecto: identificar qué nos
sirve y qué no de las guías literarias y consejos de otros emprendedores.
- Invertir en
activos productivos como bienes inmuebles y terrenos.
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