miércoles, 29 de mayo de 2019

Ser despedido después de los 50 es un miedo latente




Un rompimiento laboral puede ser tan triste, frustrante y desmotivante como lo son las rupturas amorosas o familiares. Se trata de una difícil experiencia, sobre todo cuando deriva de un despido, y no de una separación voluntaria por parte del trabajador.

La situación se agrava cuando el afectado o afectada tienen una trayectoria larga en su centro de trabajo, pues además de no conocer otro ambiente profesional, no contar con experiencias ni capacitaciones distintas a ese ámbito, en la mayoría de los casos han entregado a la empresa los mejores años de su vida, por lo que su edad actual no les favorece para ser reclutados para otros puestos en nuevos lugares.

Lamentablemente, situaciones como la descrita suelen ser comunes entre quienes son considerados por los empleadores como trabajadores obsoletos, a quienes buscan remplazar con gente más joven, a quienes no están obligados a ofrecerles un esquema completo de prestaciones, por ejemplo. Por todo esto, después de los 50 años de edad, el despido y eventual remplazo por alguien con menos experiencia, pero también con menos edad, se vuelve latente entre los trabajadores, sin importar el rubro en el que se desempeñen.

La separación involuntaria del empleo se traduce en la pérdida de seguridad económica, para el despedido y para quienes dependen directamente de el. Esto llena de angustia y miedo a la familia completa, afectando su desarrollo personal y en muchas ocasiones, limitando sus oportunidades de educación, salud y esparcimiento.

Como vemos, el mercado laboral actualmente no otorga garantías para nadie. Es por eso que, lo mejor es estar preparados con un plan de contingencia que nos saque a flote cuando se presentan situaciones imprevistas, como la pérdida del empleo. En otras palabras, nos referimos a un “colchón” económico, que puede estar constituido por ahorros, pero también, por ingresos extras.

Lo ideal es contar con varias fuentes de ingresos para que, si una se agota, podamos echar mano de otras, a manera de “plan B”, mientras estabilizamos nuestra situación financiera. Para algunas personas multiplicar sus fuentes de ingresos es sinónimo de doblar turnos o tener más de un trabajo. Otras personas echan mano de sus habilidades estratégicas, y ponen a circular su capital para multiplicarlo sin descuidar sus actividades habituales, generando lo que se conoce como ingresos pasivos.

Aunque suena imponente, invertir capital no es cuestión de cantidad, sino de calidad estratégica. Tus ahorros de toda la vida, que mantienes en el banco o debajo del colchón, “a la antigüita”, pueden convertirse en el salvavidas que te sacará a flote el día de mañana.

Uno de los más famosos y redituables modelos de ingresos pasivos, son las máquinas vending. Incluso pues emprender en esta faceta sin necesidad de abandonar tu empleo actual, y prepararte para el momento de un (hasta ahora virtual) despido. Parece  difícil, pero ¡No lo es! Explora nuevas oportunidades. Invierte en tu máquina expendedora y empieza a ganar presencia en el mercado. El secreto de tu éxito es la elección de buenos productos, y la identificación del lugar ideal para venderlos. No es necesario que visites tu máquina a diario, y su mantenimiento es sencillo y de bajo costo. Una máquina vending es el negocio ideal pues, tu dinero trabajará solo, haciendo que te preocupes únicamente de recoger las ganancias. ¡Piénsalo, pon a circular tu dinero y dale garantía de bienestar a tu familia!


Nadie nace sabiendo. Afortunadamente, para iniciar tu negocio de expendedoras, cuentas con Grupo Biz. Permítenos ayudarte a ser un exitoso emprendedor, y desarrollar tu negocio de máquinas vending de la mejor manera. Acércate a nosotros y empieza a planear tu proyecto, estaremos contigo de principio a fin. ¡Contáctanos!

                                        

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