¿Cuántas
veces has dejado proyectos que te emocionan, que te gustan y que llevas tiempo
trabajando en ellos, solo por miedo? Tal vez para muchos esto sea normal, pues
el miedo al fracaso es tal vez el miedo más común en el ser humano. Algo que es
totalmente válido, pues existe una gran probabilidad que ninguno de nosotros
tenga éxito en su primer intento, independientemente de lo que se esté
intentando. Debemos decirte que el miedo al fracaso nunca desaparece, no
importa cuántas veces intentes, el miedo seguirá ahí. Lo que hará la diferencia
entre aquellos que consiguen el éxito y los que fracasan es la tenacidad de volverlo
a intentar y de hacer las cosas a pesar de que el miedo esté ahí.
Se
dice “fracasa rápido y seguido para alcanzar el éxito”. Esta frase tiene más
lógica de la que pudiese parecer. Cuando vemos a un emprendedor exitoso, es muy
probable que él se sienta el emprendedor menos exitoso del planeta y que esto mismo
sea su motivación para seguir planteando sus metas altas, difíciles, de manera
que siempre pueda ir hacia adelante y cumplir otras nuevas.
De
la mano del miedo al fracaso, viene el miedo a lo que los demás pueden decir de
nosotros, especialmente si llegamos a fracasar. Este miedo es muy común, el
problema con esta preocupación es que añade estrés a nuestra vida diaria y nos
desenfoca de nuestras actividades porque nos orilla constantemente a
preguntarnos si lo que estamos haciendo lo estamos haciendo bien, aunque
creamos tener certeza y lo hayamos pensado varias veces, existe esa duda de lo
que dirán los demás una vez que hayamos terminado.
Este
miedo puede tomarse de manera positiva, es decir, podemos preocuparnos por lo
que dirán las personas correctas sobre nuestro trabajo. Consultar a nuestro mentor,
a algún experto en el tema, un amigo emprendedor que nos brinde un consejo, son
opiniones de mucha ayuda para continuar intentándolo hasta cumplir nuestros
objetivos. Esas son las opiniones que sí nos deben importar.
Ser
emprendedor suele ser, de inicio, un trabajo solitario, en la búsqueda de
implementar tu negocio de máquinas vending, deberás tocar puertas y
probablemente recibir varios “no” antes del “sí” que te permita demostrar todo
tu potencial. Seguro sentirás miedo al
fracaso, pero debes vencerlo y saber que es parte del éxito, además, algo
sumamente importante es perder la vergüenza de hablar con los demás.
Muchos
emprendedores se confiesan apenados de salir a buscar proveedores, aliados,
clientes e incluso empleados. Esta pena muchas veces carece de fundamentos,
otras veces está arraigada en la personalidad del emprendedor. En ambos casos
es un aspecto que solo limitará el crecimiento personal y profesional de
cualquier persona. No debe darnos pena acercarnos a otras personas, son seres
humanos en búsqueda de sus propios objetivos y si no nos atrevemos a preguntar,
no sabremos si nuestros objetivos se empatan con los de ellos y podríamos estar
perdiendo grandes oportunidades de alianzas comerciales y grandes negocios.
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