Con su llegada, la pandemia del COVID-19
ha cambiado por completo nuestra forma de vivir. Ante esta enfermedad todos
hemos tenido que modificar de una u otra forma nuestras actividades diarias,
pues ahora debemos quedarnos en casa el mayor tiempo posible para reducir los
contagios, utilizar cubrebocas si es que vamos a salir a realizar actividades
esenciales, y lavarnos las manos frecuentemente con agua y con jabón.
Frente a un acontecimiento de esta
magnitud todos los sectores de la población deben hacer ajustes, es por eso que
los negocios de toda índole se están adaptando para proteger a sus
colaboradores y clientes, algunos han tenido que cerrar temporalmente y otros
están a punto de desaparecer.
Se ha declarado una restricción de
actividades que convoquen a personas en grandes grupos, cines, y lugares como
centros comerciales y plazas, por lo que tuvieron que cerrar sus puertas
mientras se controla la pandemia. Por otra parte, supermercados y hospitales,
por ejemplo, han visto multiplicada su afluencia, lo que los ha obligado a
tomar cartas en el asunto, pues esto no representa solo el tener que atender a
más personas, sino también tener que protegerlas de los riesgos sanitarios.
Los hospitales son un caso particular en
toda esta situación, pues con el sobrecupo de sus instalaciones deben ser mucho
más cuidadosos con los filtros que instalan para el ingreso de pacientes y
sobre todo con el uso de los insumos de sanitización.
El Covid-19 nos ha hecho reflexionar sobre
el uso de los recursos, si bien los hospitales solían contar con los materiales
necesarios para atender a las personas, ahora la mayoría de ellos se ven
rebasados por la alta demanda de atención médica, provocando que el personal
sanitario cuide con más recelo el manejo de todos los medicamentos e insumos
que se emplean en la atención de los pacientes, y en la protección de médicos y
enfermeros.
Los hospitales necesitan contar con
caretas, cubrebocas, guantes de látex, material quirúrgico, medicamentos y un
sinfín de objetos pequeños de los cuales es complejo mantener un control
estricto, ya que el personal administrativo es escaso. Una solución muy
eficiente antes esta situación es la instalación de máquinas vending para
almacenar y dispensar estos artículos.
¿Cómo
ayudan las máquinas vending?
Por su diseño, las expendedoras son
capaces de controlar quién y cuándo disponen de los insumos que abastecen. De
esta forma el hospital se asegura de que los médicos, enfermeras, camilleros y
todo el personal de salud haga un uso responsable de los insumos, y genera un
registro automático de cada una de las transacciones.
Cada pieza de cubre bocas, gel
antibacterial, alcohol, lentes, y otros insumos sanitarios están disponibles
las 24 horas del día, los 7 días de la semana, siempre listos para el momento
en el que se requieren. Además, las máquinas no requieren mayor supervisión o
mantenimiento, por lo que basta con llevar a cabo una revisión periódica para
detectar qué insumos son los más demandados, y cuáles hay que reponer en el
inventario para que continúen siempre disponibles.
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