lunes, 25 de mayo de 2020

La fragilidad del empleo




Como todo en la vida, ser empleado tiene ventajas y desventajas. Por ejemplo, al ser contratado se tiene la certeza de recibir un sueldo cada semana o quincena, así como de responsabilidades y labores que deben ser cubiertas en el transcurso de un horario fijo, y que al concluir éste, se quedan en la oficina esperando a ser resueltas hasta el siguiente día de trabajo.
Por otro lado, el horario establecido para trabajar suele ser inflexible cuando se es empleado, el crecimiento económico es paulatino y requiere largos periodos, además de tener la obligación de entregar cuentas y obedecer las órdenes de un jefe.
Cuando somos niños se nos pregunta “¿Qué quieres ser de grande?”, y crecemos con la idea de que ir a la escuela y estudiar tiene por objetivo graduarse y conseguir un empleo.
Sin embargo, en pocos casos se inculcan la visión y la filosofía de emprendimiento cuando somos niños. Y aunque no cualquiera puede ser emprendedor, es importante conocer todas las posibilidades que tenemos para obtener ingresos.
Durante la vida adulta, en cambio, muchas personas se han enfrentado a que ser emprendedor sea algo mal visto, relacionado con inestabilidad e irresponsabilidad, cuando es totalmente lo contrario.
El emprendedor debe mantenerse activo en todo momento, no hay vacaciones ni días de asueto establecidas, a veces ni siquiera existen los fines de semana pues el propietario de todo negocio debe atender todos los aspectos que lo involucran, así como prevenir y solucionar problemas.
Aunque también es cierto que quien decide emprender es dueño de su tiempo, y puede organizarse como mejor le convenga, es precisamente este factor el que lo obliga a ser lo más productivo que pueda, para así tener el tiempo a su favor.
Cuando se es empleado, la certeza del cheque al final del período de trabajo tiene un costo. Se está a “merced” del empleador, ya que, si éste no está contento con nuestro trabajo, puede llegar alguien que se desempeñe mejor, o cuando simplemente el patrón no es capaz, financieramente hablando, de solventar nuestro sueldo, puede prescindir de nuestros servicios, eliminando al instante el respaldo y la seguridad con la que se contaba.
Elegir entre emprender o ser empleado es una decisión que cada persona debe tomar basándose en sus habilidades, aptitudes y actitudes. Aunque ser emprendedor no es más sencillo que ser empleado, ni viceversa, en ambos casos debe tomarse la decisión con la cabeza fría y pensando en la conveniencia personal y familiar, y sin desestimar las bondades de emprender algo propio y que multiplique el patrimonio con el que se cuenta, y teniendo presente que un empleo puede terminar en cualquier momento, y sin previo aviso.
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